FF de D. Gray-Man

Llevo unos cuantos días escribiendo el fic, y al final lo cuelgo Ya casi lo tengo acabado, así que no creo que haya problema y podré colgarlo entero, pero por si acaso rezad para que no se me pasen las ganas de escribirlo (o para que no me venga ninguna otra idea a la cabeza, porque es entonces cuando lo dejo todo en el concurrido rincón de tareas pendientes xD).
Antes de nada, dejo también una fichita como si fuese una historia de LGG, que siempre se agradece saber de qué va xD

Título: Fan fic de D. Gray-Man hasta que se me ocurra algo mejor xD (se acepta cualquier sugerencia que no sea cursi xP).
Autor: Darth Vader ò.ó No, su aprendiz xD Vamos, yo
Género: Pues... Mirad el título, es D. G-M, es una cosa rara pero guay xD
Sinopsis:El tiempo de Kanda está a punto de acabarse, y parece que sólo hay una persona que aún no lo sabe. ¿Cómo reaccionará cuando se entere? Y sabiendo cómo es el japonés, ¿le hará algún caso? (se aceptan apuestas al respecto xD)
Personajes: Pues, principalmente, Kanda y Allen. Claro que también aparecen otros, como Lavi, Lenalee, Komui, Miranda, Krory, Reever, y un personaje de cosecha propia, Mireille ^^
Ambientación:La mayor parte transcurre en la sede de la Congregación de la Sombra ^^
Otros: Pues... contiene lemon yaoi xD Y se acepta cualquier regalo, portada y demás encantada de la vida :3 (¿qué? por pedirlo INDIRECTAMENTE... es que hace ilu xD).
Ah, y...

Dedicado a Sabrina, por estar ahí para soportarme. Porque me gusta hablar contigo. Porque eres y serás la primera en leer esta historia. Piensa que está escrita para ti.
Con cariño,

Midna.

Las demás no tenéis dedicatoria, pero de todas formas, agradeceré mucho que cualquiera se pase por aquí a echarle un ojo ^^
Pues eso, ahora me voy...

Introducción.
Hace tiempo que sé que mi vida será bastante breve.
Poco después de ingresar en la Congregación de la Sombra, forcé a mi Inocencia. Era una de mis primeras misiones, y, como las anteriores las había superado con un éxito inaudito, supuse que me sería tan sencilla como el resto… Mi deber era recuperar una Inocencia que se hallaba en algún lugar al sur de Japón, mi tierra natal. No me esperaba para nada que esos putos Akuma de nivel tres fuesen a tenderme una emboscada. Para salir victorioso, utilicé el estilo Sangen, que absorbe mi energía vital… durante demasiado rato.
Los vencí, recuperé la Inocencia y se la llevé de regreso a Hevlaska, pero por el cumplimiento de esa misión tuve que sacrificar una parte notable de mi tiempo de vida. Un tatuaje en mi pecho me recuerda constantemente que nunca debí excederme nunca con el uso de esa técnica. Cuando lo vi por primera vez, supe, sin necesidad de que nadie me dijese nada, que tenía el tiempo contado, y que si volvía a utilizar el estilo Sangen, mi vida se reduciría aún más. Era como una maldición.
Si entonces ya era, como me recriminaban algunos -que acababan, obviamente, en el hospital-, borde, después me interioricé mucho más. Antes aún me había permitido trabar alguna “amistad” eventual, pero después empecé a defenderme de cualquiera que se me acercase bajo mi apariencia fría e indiferente, impidiendo cualquier vínculo entre mí y el mundo.
Ha pasado una temporada desde entonces, y sé que se me acaba el tiempo. La arena de un reloj invisible que pesa sobre mí acabará pronto de caer… Lo intuyo. Tal vez me quedan dos años, tal vez tres; la cuestión es que no demasiados.
En la Congregación de la Sombra, que tengo poco tiempo por delante es un secreto a voces. En verdad, diría que lo sabe todo el mundo salvo una persona, aunque son pocos los que realmente se preocupan por mí; el resto se limitan a aparentarlo. Dejando de lado a ésos que se consideran –aunque yo a ellos no tanto pues, al fin y al cabo, no se lo he pedido- mis amigos, el resto me odian. Mi carácter puede llegar a ser un poco problemático, y he mandado a bastantes rastreadores al hospital, sin contar con los que han acabado bajo tierra.
Esas personas, las únicas a las que puedo dignarme a considerar algo así como “mis compañeros”, están acostumbrados a mi forma de ser. Son Komui Lee, el jefe de la Sección científica de la Congregación de la Sombra; su hermana, Lenalee Lee, huésped de las Dark Boots; y Lavi, un exorcista idiota que es, en teoría, el sucesor de Bookman. Antes de heredar el cargo debería aprender a mantener la boca cerrada.
En realidad, hay alguien más. Es un exorcista joven que ingresó recientemente en la Congregación por recomendación del general exorcista Cross Marian. Tiene la manía de intentar salvar a todo el mundo: humanos, Akuma… no hace distinciones. No sé por qué, pero ese chico me da mucha rabia. Si pudiese, le odiaría. “Si pudiese”, porque, por desgracia, no puedo. Cuando me enfado por alguna estupidez que haya cometido, o porque trate de ayudar a alguien aún poniendo en peligro su vida o el éxito de una misión… me lo encuentro con esa jodida sonrisa de confianza en los labios.
Lo que menos y peor aguanto es que, cuando le veo, se me pasa de golpe el enfado. Es la única persona con la que me pasa algo así. Pero claro, tengo que aparentar lo contrario, aunque sea con palabras vacías, arrogantes y una pronunciación sarcástica.
Él es…


Se siente que el primer trozo sea TAN corto u.u procuraré colgar los capítulos enteros, pero si son muy largos, los dividiré en trozos ^^ En teoría, está visto desde el punto de vista de Kanda, al menos la intro. El resto ya no, es en tercera persona x)

PD: ¿Verdad que sí se puede colgar lemon aquí? *-* (es para no quedarme con la duda, no vaya a ser que meta la pata xD).

Eyyyy te has unido al club de hacer los fic de dgray man!! Esta mu chulo, auqnue me meareo con la letra en cursiva, jeje, sigue yo sehuire leyendo , jejeej y si no es mucho pedir plis lele la mia que hace timpo qu enadie se pasa por ahi y me pena no seguir, ya se me ha currido la siguiente parte, keke

Pues eso, sigue, que yo la leo fijo!!

Gracias por comentar, Neliel *-* (a ver si se anima más gente, ¿o tendré que ir amenazando? ¬¬ xD). ¿Te marean las letras en cursiva? Vaya xD En el capítulo que voy a colgar hay un buen trozo de letras en cursiva, lo siento u.u Suelo ponerlas para señalar cosa que ya han pasado, trozos desde el puntos de vista de los personajes y pensamientos... pero dejando este principio y un trozo que hay más adelante, no hay demasiadas cursivas (¿será que los personajes de D. Gray-Man no piensan demasiado? xDDDDDD).
¿Sabes? La verdad es que la tuya ya la había leído, pero llevo una larga temporada en la que no me apetece nada comentar en los sitios xD Pero te comentaré, lo prometo Aunque puede que tarde un poco, eso sí xD


La misión fallida de Kanda.
Allen Walter era uno de los exorcistas más recientes de la Congregación de la Sombra, el primero tras Miranda, Krory y Chao Ji. También era de los más jóvenes, pues tan sólo tenía quince años.
Su rostro era aniñado y agradable, y casi siempre sonreía, amigable. Sus ojos grises eran hermosos, y podían llegar a parecer algo azulados, según cómo incidiese en ellos las luz. Sin embargo, la cicatriz que dividía en dos su ojo izquierdo le hacía parecer un poco más serio.
Su pelo, de un extraño color blanco impropio de su edad, era un tanto largo, con algunos mechones que le tapaban un poco el pentáculo rojizo que había sobre su ojo izquierdo, tatuado en la piel a causa de la maldición que pesaba sobre él.
Y había algo más en él que le diferenciaba un poco de la mayoría de exorcistas: su Inocencia era de tipo parasitario. Formaba parte de su cuerpo; concretamente, de su brazo izquierdo, que era de un color grisáceo tirando a negro, más musculado y nervudo que el otro, con una cruz incrustada en el centro de la mano.
Hacía ya algunas semanas que no tenía ninguna misión. La última que había surgido, en Japón, le había sido destinada a Kanda, y la penúltima, que ya se prolongaba a más de un mes, a Lavi, Miranda y Krory.
Caminaba hacia el comedor de la sede de la Congregación de la Sombra, silbando alegremente con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón negro. Timcanpy, el gólem de su maestro –Cross Marian-, revoloteó un poco detrás de él para luego posarse en su cabeza.
-¡Hola, cariño! –le saludó Jerry al verle asomarse a la ventana de pedidos-. ¿Qué quieres hoy para desayunar?
Allen empezó a pedir una quilométrica lista de comida cuando vio a Lenalee hablando con Komui un poco más allá; parecía muy angustiada, y también el rostro de su hermano, siempre jovial, estaba serio. Tan pronto acabó de hacer su pedido y Jerry desapareció en la cocina, se les acercó, inquieto.
-¿Qué pasa?
-Es… Kanda –dijo gravemente Komui, con semblante sombrío.

Flash back starts.
Ojalá pudiese distinguir a los Akuma de las personas normales. Pero, por desgracia, él no tenía un ojo como el de Allen.
El tentáculo de aquella máquina de matar se hundió a lo largo de su brazo, y después volvió al exterior, abriéndole dolorosamente la piel y salpicando con su sangre el suelo y el cuerpo de los Akuma cercanos.
-Cht. –Kanda chasqueó la lengua, molesto, conteniendo un grito de dolor. En verdad, la expresión de su rostro no había variado un ápice; siempre tenía cara de estar enojado, aunque no tuviese motivos para ello, aunque sucediese algo digno de alegría. Aquella vez sí tenía, obviamente, una razón.
Los dos rastreadores que le habían acompañado en el transcurso de aquella misión yacían en el suelo mientras sendos charcos de sangre se extendían rápidamente bajo sus cuerpos pálidos e inertes, carentes de vida.
Yû Kanda sostenía su Inocencia, la espada Mugen, con la mano algo temblorosa. Llevaba el pelo negro suelto, no porque quisiese, sino porque alguno de los golpes había acertado en la discreta cinta que usaba para recogérselo en una coleta.
Había recibido muchos golpes, y muy duros. La Mugen estaba manchada de una mezcla de su sangre y la de algunos de los Akuma, que habían encontrado el descanso eterno bajo su filo.
Se mordió el labio inferior, furioso. Aquellos malditos Akuma de nivel tres le habían tendido una emboscada, y por muy poderoso que fuese él, uno contra quince era una desventaja demasiado grande…
No tenía más remedio.
Entornó ligeramente sus ojos azules y oscuros, que quedaron por un momento ocultos tras algunos mechones de su pelo negro. Unas marcas hondas se dibujaron en torno a sus ojos cuando le murmuró a su katana:
-¡Estilo Sangen!
Flash back ends.

Cualquier opinión es bienvenida, y los tomates/manzanas/piñas (¿¡?!)/demás cosas que queráis tirar, a la cesta