La Dama de la Noche

Hoy subo otro relato corto para, de nuevo, otro concurso. Las páginas no podían exceder las 6 caras y otra vez me he quedado un poquito corta jajaja Pero esque son muy pocas caras En fin, aquí os dejo la primera cara xDD Ya iré subiendo más, a ver que os parece^^

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El carruaje se balanceó peligrosamente por el barranco, haciendo titubear a los caballos que caminaban algo inseguros por el camino de tierra. El cochero sujetaba con fuerza las riendas y ponía todo su afán en sujetar a los animales, obligándoles a andar. El compartimento se movió violentamente tras traspasar una pronunciada curva, y el conductor tuvo miedo de seguir con el trayecto, pero pasados unos segundos, los caballos hicieron bien su trabajo y consiguieron salvar el carruaje de caer al vacío. Dentro del compartimento, Sebastian Wells encendía su décimo cigarrillo por ese día. Corrió la cortina y miró a través de la ventana el ambicioso paisaje que se abría ante él. Un espeso bosque llenaba el vacío del barranco, decorando la austera imagen de un verde intenso. Una bandada de aves salió volando entre los árboles y sus diminutas figuras se recortaron en el crepúsculo, que sobresalía por entre una montaña, montaña que habían recorrido esa misma mañana. Sebastian dejó la cortina corrida, se recostó en los incómodos asientos y mientras daba de vez en cuando una calada a su cigarrillo, se quedó observando el paisaje, intentando ignorar los incontables movimientos bruscos que el carruaje hacía.
-Eres el único que puede hacer este trabajo, amigo mío – había dicho el señor Rose la tarde anterior mientras se sentaba en su viejo sillón al lado de la chimenea.
-¿Cuánto? – quiso saber Sebastian apoyándose en la pared.
-Cinco, de los grandes – contestó entonces el seño Rose.
-Max ¿me estás tomando el pelo? – había contestado él dirigiéndose a la puerta- Quédate con el dinero, me largo.
-¡Espera, espera! – Max Rose corrió precipitadamente hacía él - ¿Cuánto es lo que quieres, viejo amigo?
-Diez, y de los grandes – le había contestado Sebastian mirándole por encima de sus lentes.
-¡Diez! Por el amor de Dios –dijo exasperado el señor Rose limpiándose el sudor que caía por su frente.
-Contando que voy a tener que enfrentarme a seres paranormales así creo –inquirió Sebastian Wells completamente tranquilo.
-Ah, pero amigo, tú no crees en esas cosas ¿verdad?
El carruaje fue frenando progresivamente hasta detenerse. El sol apenas se vislumbraba ahora y la noche amenazaba decidida a cernirse sobre ellos. Era cierto, Sebastian no creía en esas cosas, aunque tendría razón para hacerlo. Abrió la puerta y descendió. Tiró el cigarrillo al suelo y cogió su maleta. El cochero acariciaba a los caballos para que se tranquilizasen pues se mostraban nerviosos y poco receptivos.
-¿Todo bien? –preguntó Sebastian acercándose a los caballos.

Pues nada, aquí os la dejo

Me ha gustado mucho ^^, pero por ahora no entiendo nada de la historia xD, cuando subas las demas caras de la istoria la entendere mejor =D. aunque el comienzo ha estado muy bien la verdad.

pero eso sera seguramente porque todavia no a revelado nada, pero seguro que lo entenderas segun vayas leyendo jeje

sigue cuando puedas plis!! que como siempre, me as enganchado ^^

Le has dado al clavo jajaja Según vaya avanzando la historia ya lo entenderás todo^^

Venga va, pongo un poco más jajjaja
Gomen por hacer doble post


Los caballos bufaron y golpearon el suelo con sus patas, ansiosos por irse. El cochero les dijo algunas palabras para que se tranquilizasen y observó a Sebastian. Afirmó efusivamente con la cabeza y tragó saliva, después, levantó la mirada hacía la construcción que tenía delante. Un enorme castillo se alzaba ante ellos. Estaba en ruinas y el moho inundaba las húmedas paredes. Una enorme fuerza emanaba de él, atrayendo a los visitantes a internarse en su interior, pero a la vez invitándoles a que abandonaran su territorio.
-Señor ¿está seguro de querer entrar ahí? – preguntó el cochero mirando asustado a los caballos.
Sebastian no contestó. Avanzó decidido hasta la puerta del castillo. Las puertas permanecían bien cerradas y a simple vista parecía imposible penetrar en él. Por supuesto, nadie querría entrar en aquel castillo, así que unas buenas puertas fortificadas servían de poco, ya que el simple aspecto del castillo en ruinas alejaba a todos los visitantes. Sebastian palpó la puerta, acariciando cada recoveco. Presionó despacio y la puerta se abrió un poco, dejando entrever oscuridad.
-Tenga cuidado – dijo el cochero dando la vuelta a los caballos.
Sebastian dibujó una media sonrisa en su cara mientras miraba a los animales.
-También tenga usted cuidado – dijo abriendo un poco más la puerta – Los lobos no andan lejos.
Después, entró al castillo. Un pestilente olor se instaló en su nariz. La humedad, el olor ha cerrado y la cantidad de ratas que allí debían de vivir creaban un olor putrefacto y casi imposible de soportar. Sebastian se llevó la mano a la nariz y siguió caminando. Los sucios ventanales dejaban entrever algún resquicio de luz, iluminando débilmente el pasillo. Había indicios de que en otra época, alguien había vivido bajo aquellas paredes. Había muebles cubiertos por centenares de telarañas, cuadros estropeados por el paso del tiempo y una enorme alfombra que recorría todo el pasillo. Sebastian iba dejando huellas en ésta, a causa del polvo acumulado durante años y años. Se acercó a un ventanal y limpió la suciedad con la manga. Se sentó en el alfeizar y comprobó lo que suponía. El castillo pendía en el vacío. Los pilares del edificio habían sido construidos en la cima de aquel barranco, por lo que una caída desde esa altura supondría una muerte segura. Escuchó como algo corría por el suelo. Llegó a divisar a una rata que corría atemorizada, huyendo de él. Sebastian se llevó la mano a su chaleco y sacó su revólver. Comprobó la munición y decidió seguir andando. Los cuadros, tapices y armaduras se sucedían a medida que avanzaba por el sinuoso corredor. Algunas puertas aparecían de vez en cuando, pero Sebastian las ignoraba. Buscaba ese poder que podía percibir claramente y dicho poder, no estaba en ninguna de esas puertas. Recordó un dato importante que Max Rose le había contado antes de que se marchara.
-Se dice que está en la torre más alta, en el último piso. Busca allí Sebastian.

Creo que todavía no he resuelto tus dudas jajaja

bien!! intriga... intriga... waaaaaaaaa!!!!! maaaaasssss *.*

No sé porque no he puesto todo junto jajajaaj
Os dejo más, enga xD

Sebastian se rió por lo bajo. Maldito perfumista. Debía de haber rechazado el trabajo solo para ver su cara de decepción. Llegó al final del pasillo. Una enorme escalera ascendía frente a él. Quitó el seguro del revólver y caminó por las desgastadas escaleras con cuidado. Escuchó algo, algo muy débil pero al fin y al cabo algo. El poder estaba ahí, lo sentía, se acercaba. Cuando recorrió las largas escaleras llegó al piso de arriba. Solo había una puerta, y se encontraba al final del pasillo. Caminó lentamente por el corredor. De pronto, multitud de murciélagos surgieron de sus viviendas y pasaron por su lado, aleteando con fuerza y dando pequeños chillidos. Sebastian se tapó la cara y maldijo por lo bajo a los animales. Se paró en seco. Todavía no debía entrar en la habitación, lo sabía. Se sentó en el suelo y sin dejar de soltar el revólver se encendió otro cigarrillo. Disfrutó del sabor de éste mientras apoyaba la cabeza en la pared. Recordó su mañana en el pueblo. Apenas vivían habitantes y los pocos que había, eran viejos. Uno, le contó la historia que encerraban esas paredes.
-Cuenta la historia, que antaño vivía en el castillo la familia Deboth, los reyes de esta comarca. La familia estaba compuesta por el rey, la reina y su hermosa hija, Halie. Esta última, vivía al margen de los problemas del pueblo y siempre que se necesitaba de su ayuda, huía al bosque. Un día, cuando Halie huyó al bosque, un cazador la siguió. La princesa caminaba hasta el corazón del bosque, donde se ubicaba un lago. El lago era llamado El lago de Shadi, el cual tiene su propia historia, pero creo que el joven viajero no desea saberla ¿cierto?
Sebastian había negado con la cabeza, instándole a que siguiera con su relato.
-Bien. Como iba diciendo el cazador la siguió y lo que vio le dejó sin palabras. La princesa se encontraba de rodillas en la orilla cuando algo brillante emergió de las aguas del lago. Un ser extraordinariamente hermoso. Dos alas blancas coronaban su espalda y los cabellos rubios le caían en tirabuzones por sus hombros.
-¿Un ángel? – preguntó Sebastian interesado.
-Así es. Se dice que lo que la princesa Halie iba a visitar diariamente era a un ángel. El ángel tocó tierra firme y la abrazó con dulzura, después, se besaron. El cazador escandalizado por los hechos, cargó su ballesta y lanzó una flecha hacía el ángel. Halie reaccionó a tiempo y protegió al ángel del flechazo, por lo que la flecha se clavó en su pecho, sucumbiendo con su vida. El ángel, con lágrimas en los ojos, cogió el cuerpo de la princesa, que aún vivía y con su poder, le extrajo la flecha. Convirtió la flecha en una rosa, pero algo en su poder falló y la convirtió en una rosa marchita, por lo que la flor volvió a internarse en el cuerpo de Halie. La princesa revivió a pesar de que en su interior albergara la rosa marchita. Los dos intentaron huir lejos del castillo, el pueblo y los reyes. Pero cuando los dos sobrevolaban el bosque, una mortecina lluvia cayó sobre ellos, obligándoles a descansar.
-¿Qué pasó entonces?

Amos a ver Zoro si te vas enterando jajaja A ver que tal^^

no e leido ni el segundo ya pones el terceor xDD

Jajajaaj, para que no te aburras

pobre princesa MAAASSSS!!!!

-Se dice, que Dios castigo la insolencia del ángel por haberse enamorado de una mortal y haberla revivido. Así que maldijo a los dos. Expulsó al ángel del cielo, convirtiendo sus alas negras.
-¿Cómo un ángel caído?
-Podría ser ¿Por qué no? – el viejo tosió y tras aclararse la garganta siguió con su relato – Dios también castigó a la princesa Halie, haciéndola inmortal, prisionera en el castillo y maldiciéndola. Todo lo que tocaba se convertía en hielo. Por eso, se dice que la princesa Halie sigue en el castillo, en la torre más alta, acompañada siempre por el ángel caído. Cualquiera que entra es maldecido.
Sebastian se había recostado en la silla bajo la atenta mirada del anciano.
-¿Buscas la rosa marchita? –preguntó en un suave murmullo.
Él le había mirado con una penetrante mirada. Afirmó con la cabeza y apoyó los codos sobre la mesa.
-Trabajo. Los perfumistas anhelan crear el perfume perfecto y se dice que la rosa marchita es el ingrediente necesario para crearlo.
-Ten mucho cuidado muchacho –había dicho el anciano.
Sebastian tiró el cigarrillo consumido lejos y se puso en pie. Fue con paso firme a la puerta y cogió el picaporte. Sonrió.
<< ¿Estoy maldito? >> pensó << ¿Cuántas veces me han maldecido? >>
Después, enarbolando el revólver, abrió de una patada la puerta. Una fuerte ráfaga de aire chocó contra él, desequilibrándole. Luchó contra ella, pegándose a la pared. De pronto, el aire cesó. En aquella habitación hacía un frío glaciar. Sebastian miró a su alrededor. Multitud de figuras de hielo inundaban la sala. Se acercó a una. Dentro había una persona. Se alejó horrorizado del bloque de hielo, sujetando con fuerza el arma. Algo se movió al final de la sala. Sebastian apretó la mandíbula y avanzó decidido. Pasó al lado de las figuras de hielo, tenso y rígido. En todos, absolutamente en todos los bloques de hielo había una persona. Desde niños hasta ancianos. Se paró. En frente de él, había una cama y en la cama yacía alguien. Los débiles rayos de luna iluminaron el suave rostro de una muchacha. Era de facciones suaves y angulosas. Su pelo, negro como el carbón era extremadamente largo y su vestimenta parecía de otra época. A su lado permanecía alguien abrazándola. Unas enormes alas negras se extendieron, proyectando la sombra. Sebastian no movió un solo músculo.
-¿Qué deseáis? –preguntó una melosa voz.
Sebastian vaciló un tanto. Tragó saliva y miró fijamente los ojos de la muchacha. Algo en su interior se removió. Esos ojos…esos ojos estaban llenos de dolor y tristeza. Le miraban sin interés, como si lo que tuviese que decir no le importase lo más mínimo.
-Creo que ya sabéis lo que quiero, princesa –dijo firmemente Sebastian.

Ale, un poquito más

ya se a descubierto todo, pero todo todo (excepto el final xDxD) esta genial!!!

Ñiuuuu dije que lo entenderíais xD Gracias

bueno, pues eso que a escrito kiara en realidad lo he escrito yo xDD que se a ido de mi casa y se me a olvidado cambiarme de cuenta xDD k cabeza tengooo ToT

Ains! Que cabeza....Si te parece ya subo la continuación *_*

como quieras xD

Jajajaja si, ya que estoy xDDDDD Te voy a dejar la última parte para mañana MUAHAHAHA

Halie rió tristemente. El ángel se movió a su lado, preparado para atacar.
-Claro, vaya pregunta más estúpida ¿no?– cogió aire y prosiguió – ¿Cómo os llamáis?
-Sebastian –contestó rápidamente él.
-No te hará falta esa pistola Sebastian. Has venido con un propósito. Pero… ¿acaso sabes donde se halla la rosa marchita?
Sebastian pasó su mirada por la estancia. Claro que sabía dónde estaba la rosa marchita. Miró al ángel con algo de temor, pero enseguida se recompuso.
-En vuestro pecho –murmuró.
-¡En mi pecho! – dijo Halie riéndose sarcásticamente – Has escuchado las historias que cuentan sobre mi ¿verdad?
Él no contestó. La princesa ya sabía la respuesta y el no respondería a una pregunta tan estúpida y obvia.
-Así es, Sebastian. En mi pecho guardo durante siglos esa rosa marchita, rosa que en un día fue flecha ¿Cómo pensáis quitármela?
La princesa se incorporó poco a poco. El ángel la ayudó a ponerse en pie. Era increíblemente hermosa y algo realmente poderoso emanaba de ella. Se acercó a Sebastian. Él no se movió, pero estaba preparado por si Halie le tocaba.
-¿Por qué deseáis tener en vuestro poder la rosa marchita? –preguntó en un susurró Halie.
-Trabajo.- contestó simplemente él.
-Y sois tan estúpido como para ofrecerme vuestra vida en bandeja, por… ¿trabajo?
-Es mi oficio, no tengo más remedio.
Halie levantó lentamente la mano y la acercó al rostro de Sebastian. En el momento en el que iba a posar un dedo en su cara, Sebastian alzó el revólver y arremetió contra la princesa. La bala salió disparada del revólver y penetró en el pecho de la muchacha, que cayó impactada hacía atrás. El ángel atacó. Se lanzó hacía Sebastian desplegando sus enormes alas negras. Le cogió por los hombros y le empujó hacía la pared. Una figura de hielo estaba en su camino, así que chocó contra ella. La figura se hizo añicos al impactar contra el suelo y el hielo se esparció por la sala. Sebastian se llevó la mano al hombro. La sangre salía a borbotones a causa de una herida. Un cuerpo sin vida yacía en el suelo tumbado, a su lado. Se levantó rápidamente. No tenía el revólver, había caído unos metros más allá. Observó como una sombra se abalanzaba hacía él con gran rapidez. Se tiró al suelo para esquivarla. El ángel planeó y buscó de nuevo a Sebastian, que se había escondido detrás de un bloque de hielo.
<< No aguantaré mucho más. >> pensó a toda prisa << Necesito mi revólver. >>

Hasta mañanaaaaa~~

noooooooooooo!!! eres malaaaa ToT me dejas el final para mañanaaaaaa ¬¬

MADRE !! COMO MOLA LA HISTORIA !! pero no es justo no as dejado con la intriga

Bueno es mejor asi je je je je je je je sere rara pero hay veces en las que me gusta esperar y asi despues me llevo la sorpresa!! Tu a tu ritmo!! jajajajaj

pues fijate en mi .. soi mas raro que un perro verde extraterreste con cuernos y con botines nike que hable xino del reves xDD

Un extraterrestre con botines nike! xDD
Bueno, ya os dejo el final^^
Espero que os gustee~ (de nuevo jajaja)

En ese momento el ángel volvía a atacar. Se lanzó contra él y esta vez, Sebastian no tuvo tiempo para quitarse de su trayectoria. Recibió el impacto de lleno en el pecho y durante unos segundos, no pudo respirar. Se quedó tendido en el suelo, incapaz de moverse. El ángel estaba de pie, a su lado. Le dio la vuelta de un puntapié y le obligó a mirarle. Sebastian se sorprendió al ver como las lágrimas caían a raudales de los ojos del ángel, que lloraba por la princesa. El ángel se inclinó hacía él y le puso las manos en el cuello, decidido a asfixiarle.
-¿Cómo has podido? ¡Es inmortal! – sollozó mientras las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos.
Sebastian puso sus manos en las manos del ángel, que presionaba con fuerza para ahogarle.
-Venía…preparado – logró articular – Balas de plata, no soy tan estúpido.
Se acordó del revólver, y lo buscó desesperadamente. Tenía que alcanzarlo. Alargó la mano hacía él. El ángel vio sus intenciones y alargó una mano para cogerlo antes que él, en lo que Sebastian aprovechó y le lanzó un puñetazo en la cara con todas sus fuerzas. El ángel se llevó la mano que tenía puesta en el cuello de su oponente a la cara, dejando libre a Sebastian. Este se lanzó sobre él. Los dos rodaron por el suelo. Empezaron a forcejear, hasta que el revólver, de nuevo, salió disparado. Sebastian no dudó. Era ahora o nunca. Alargó el brazo hasta la pistola y justo en el momento en el que el ángel volaba hacia él, disparó. El ángel recibió el impacto de las balas como un jarrón de agua fría. Retrocedió hacía atrás, mirando con horror a Sebastian. Él se levantó y cojeando se acercó al ángel. Volvió a disparar para asegurarse. El sonido de las balas llenó las paredes del viejo castillo, espantando a los animales de sus escondites. Caminó, arrastrando la pierna hasta la princesa Halie, que aún estaba viva. Algo en su pecho florecía.
-La rosa… - murmuró maravillado Sebastian.
Se agachó a su lado y cogió la rosa marchita. Era bella. Sus pétalos eran negros y el tallo estaba decorado con espinas. Increíblemente, la flor estaba adornada con gotas de rocío.
-Leo… –susurró con las pocas fuerzas que le quedaban Halie.
Después, expiró el último aliento. Sebastian le cerró los párpados y murmuró:
-Princesa, al fin podrás descansar en paz con tu ángel.
Se guardó el revólver y miró la rosa.
-Todo por esto – se la guardó en el bolsillo – Maldito perfumista, le exigiré el doble.
Salió del castillo mientras la luna se alzaba con toda su plenitud en el firmamento.


Tal vez opines (seguro xD) que el final es un poco...cortante. Pero como ya he dicho el concuros dejaba como máximo 6 caras y no me cabía más Y si veis algo mal no dudeis en hacer críticas constructivas (aunque ya esté enviado el relato xD)

jooo que final tan triste T_T pero una cosa... no se supone que Halie es inmortal?? y porque muere??

Ah, y otra cosilla:

Citación :

susurró con las pocas fuerzas que le quedaban Halie.

eso no sería "le quedaban a Halie"??

por lo demas esta genial, ma e encantadooooooooo!!!

Ñiuu gracias^^

Pues lo dice xD Balas de plata...

Y en la corrección el que dice eso es Halie, entonces no podía ser: "le quedaban a Halie", por que quien lo dice es ella.
De todas maneras esa frase no está muy allá xDD

que va, esta bien, tu no has visto las que escribo yo a veces, que me dan hasta verguenza jajajaja