Las espinas violetas
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Las espinas violetas

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 Sombras entre la niebla

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LadiMassacre
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Lavi.X.Allen
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Lavi.X.Allen
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MensajeTema: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 3:12 pm

Bueno, pues me he animado a subir mi libro.
El principio lo tengo en remodelación, por lo que iré subiendo día por día.... y supongo que alguno de ellos no subiré nada jejeje xD Aunque los párrafor son bastante grandes xD
Espero que os guste, y en cuanto a las faltas y tal... pues ya las revisaré.


Montones de imágenes transcurrían por mi cabeza cada noche. No sabría especificar si eran recuerdos, sucesos futuros, o un simple sueño. El problema es que me resultaban tan familiares, tan cercanas que nunca sabría decir si eran reales o no. Siempre me despertaba sobresaltada, sudorosa y me atrevería a decir que dolida la mayoría de las veces, como si todo lo que me ocurría, empujones, arañazos… todo, fuera verdad. Aun así, no les daba mucha importancia, total, eran sueños. Sueños raros, pero lo siguen siendo. El rostro de un chico alto, de constitución fuerte, melena negra como el azabache, ojos rasgados y azul turquesa centelleantes a la luz del sol, aparecía en todos mis sueños. Me esperaba detrás de un muro de setos con la mirada fija en mí. Nunca se movía de aquel sitio a la vista de todos. Me seguía con sus ojos hasta que me adentraba en el coche y desaparecía. Este muchacho de unos diecinueve años aparecía y se desvanecía entre las miles de imágenes que cada noche viajaban por mi subconsciencia, siempre.

Mi mente se hallaba sumida en la oscuridad. Ni un solo halo de luz, ni una mota de color que vagara por la negrura, nada. A lo lejos oí una melodía, una canción con el bajo bastante marcado. Se iba acercando más y más hasta que pude abrir los ojos. Un resquicio de luz se adentraba por las rendijas de la persiana, iluminando débilmente la habitación. Me incorporé sobre el colchón y estiré los brazos para desperezarme. A los párpados les resultó bastante difícil despegarse, como si hubiera pegamento entre ellos. El despertador continuaba chillando, solo que ahora una voz grave anunciaba las noticias matinales. Alargué el brazo y le di un suave golpe al botón del despertador. Cuando conseguí ver algo de lo que me rodeaba, me fijé en la hora. Las seis y media. Resoplé. Por debajo de la puerta aprecié varias sombras en movimiento. Mis padres ya se habían levantado, por lo que no había motivos para echarse otra vez sobre la cama y esconderse bajo las sábanas. Si no veían movimiento en mi habitación, entraban con un cazo y una cuchara en la mano para despertarme. Levantarían la persiana y todo el sol incidiría sobre mis ojos cegándome por completo.

La ducha fue rápida como de costumbre. Había días en los que no me apetecía secarme la larga melena, negra como el carbón, que caía por mis espaldas acabando a la altura de las caderas. Aquel era un día. Cogí lo que primero pillé en el armario: unos pantalones vaqueros con roturas por todos ellos, una camiseta negra con una estrella como estampado y unas deportivas simples y cómodas. La mochila, preparada desde la noche anterior, que permanecía tras la puerta, me la eché al hombro y bajé las escaleras de dos en dos. Las paredes eran decoradas por diplomas de mi padre y que en ellos estaba inscrito su nombre, Arturo Brandom. Mi padre había estudiado durante años para sacarse la carrera de arqueología. En esos momentos se hallaba en Egipto, haciendo una de sus múltiples expediciones.



Pues aquí esta lo primero!! ::bailecito::
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Jenny91
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 3:23 pm

quiero mas mas mas!! me he enganchadoooo

no tardes en subir, plis, que me desespero!! jajaja
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GiiaNa LoBiiTa
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 3:29 pm

Muajajajaja ¡¡ME HA ENCANTADOOO!! pero no entiendo esta parte
Citación :
Había días en los que no me apetecía secarme la larga melena, negra como el carbón, que caía por mis espaldas acabando a la altura de las caderas. Aquel era un día
Te referiras a que ''Aquel dia era un dia de esos'' no?
Por lo demas esta perfecto. Maaas!! Oh el amor x)
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 3:57 pm

Ya sabes que me gusta^^
Solo te falta mirar algunas expresiones, fallos ortográficos...pero eso se mejora Smile
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 4:10 pm

Jajajaja, graciaas Ruborizada

Si, a eso me referia Gii, jejejejeje.
si ya lo he dicho, que tengo que revisar cuando termine todo...xD
ya iré subiendo maaas!!
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 7:53 pm

UAAAAAAAAAAAAAAA EGIPTOOOO, me encantaaaaa!

jeje, como os animais a subir en? se nota que hay tiempo jeje, pues ala! sigue no seas tan floja como yo y sube sube subeeeeeeee
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Zoro
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 9:22 pm

Qeremos mas !! Qeremos mas !! (la multitud se vuelve violenta ¬¬ xDD)

Esta tela de bien jeje =D me ha gustado mucho, y el primer parrafo ya lo lei muajaj xDD. Bueno animate a subir mas ^^, yo me voi a animar a subir mis historias por lo que veo jeje =D
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 9:40 pm

Me alegro que os guste.... Bueno pues aquí voy a subir un trozo más jejejeje.

ATENCIÓN: En algunas palabras hay guines entre medias, eso es porque en el formato del word tengo puesto que para las palabras que se tienen que dividir, porque no caben en una misma línea. (No se si me entendeis...) Y no voy a ir quitando todos lo guines porque como que no ape jeje. Para que lo sepais xD

Por ejemplo:
Final- (final de línea)
mente.


*Continuación*

Por el pasillo circulaba un olor dulce, agradable y apetitoso. Lo que supuse, tortitas con miel, mi desayuno preferido. Mamá siempre las preparaba el primer día de cla-se para animarnos, o en momentos especiales. Penetré en la cocina y fui directa a la nevera para coger el cartón de leche. No había nadie en la estancia. Me encogí de hombros y continué con mi preparación de la taza con leche y café. Creí escuchar una voz que provenía del umbral. Una voz apenada, triste, pero seria a la vez. Dejé la taza en la mesa y me acerqué sigilosamente hasta apoyarme en el marco de la puerta. Asomé la cabeza y aprecié una sombra que se desplazaba de un lado para otro.
- Si cariño, te entiendo, pero…
Mi madre. Sostenía el móvil en su mano temblorosa.
- Está bien, no te preocupes. Si es así, no hay más remedio. – asintió y esperó una respuesta. – Te echamos de menos. Te llamaré mañana. Adiós.
Mi madre se quedó con el móvil en la mano y suspiró. Agachó la cabeza y perma-neció dos segundos de pie, pensando. Cuando por fin hubo un atisbo de vida en ella, regresé rápidamente a por la taza. Ella entró, y pareció no verme.
- Buenos días mamá. ¿Ocurre algo? – pregunte al verle las oscuras ojeras que se di-bujaban bajo sus ojos negros como los míos.
Negó con la cabeza y se alzó para coger una caja de cereales que estaba en lo alto del armario. No me contestó verbalmente, sino que continuó con sus pensamien-tos, en su burbuja. Suspiré. Me acerqué a ella y posé la palma de la mano en su hombro.
- ¿De verdad? – insistí.
- Te he dicho que no Kayla, ¿Vale? – contestó sombría y fría.
Apartó mi mano con un movimiento y se escapó hacia su habitación. Mi cuerpo se quedó paralizado y mi mente perpleja y confusa. ¿Qué es lo que había provocado para que se fuese así? O ¿Qué es lo que le habían comunicado para que estuviese de esa manera? Solo había una forma de averiguarlo. Cogí el móvil de mi madre que se lo había olvidado en la encimera y miré las últimas llamadas. Arturo. Por eso era. Algo le había contado mi padre para que se comportara así. Marqué el número de nuevo y esperé a que lo cogieran. Un pitido… dos pitidos… tres… cuatro… Nadie contestó al otro lado de la línea. Colgué y me quedé esperando a que una pequeña idea de lo que sucedía apareciera en mi cabeza. Tal vez… Tal vez muchas cosas. Todo era posible. No me preocupé más por ello durante ese día. Terminé de desayunar y emprendí el viaje andando hacia la parada. Por la gran avenida Robin-son circulaban montones de coches como cada mañana. La gente avanzaba con pa-so rápido hacia sus trabajos, a por el periódico, a comprar el pan… Tenía que ir es-quivando a muchos de ellos porque no se daban cuenta de quienes se presentaban en su camino al estar metidos en sus pensamientos. La parada de autobús se en-contraba al final de la avenida frente a una enorme fuente que escupía agua fre-cuentemente. Representaba a una señora de llamativas curvas con un traje por en-cima subida en la cola de un delfín, mientras sostenía un plato por el que salía el chorro de agua. La parada estaba a rebosar, todos metidos bajo la marquesina. Yo nunca me metía en ella porque no me gustaban los sitios demasiado cerrados. Aguardé la llegada del autobús unos metros más allá de la parada. A mis espaldas se levantaba una valla de unos tres metros que cercaba los límites del parque. Giré sobre mí y escudriñé la vista por la linde del parque, entre los árboles. Una sombra fugaz zigzagueó entre los árboles más cercanos y desapareció. Froté mis ojos con las manos y observé más minuciosamente. No había nada ni nadie. Quizá hubiera sido un producto de mi imaginación o un simple efecto provocado por el sol. Me encogí de hombros y continué esperando. Los pájaros planeaban por encima de mi cabeza, surcando el cielo azul que pronto sería pintado de gris oscuro. Ascendí la mirada allí donde las nubes comenzaban a aparecer. Podía apreciar centelleantes y sonoros truenos y relámpagos que se aproximaban por el norte, justo por donde se situaba el bosque. El aire azotó mis lisos cabellos haciéndoles levitar. Odiaba el aire, sobre todo cuando pegaba con fuerza. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Me estremecí. Aquella sensación de que alguien me vigilaba volvía a aterrizar en mi cuerpo. Deseaba girarme, pero ¿varía algo? O ¿seguiría siendo mi imaginación? En el instante en que fui a volverme, el autobús apareció. No tuve tiempo de mirar atrás, por lo que me dirigí rápidamente al interior del autocar. Una vez acomodada en un asiento trasero, me atreví a mirar por la ventana. Esta vez mis ojos no me fallaron. Allí estaba la sombra, observándome tras un árbol, y yo a ella. El conductor arrancó el motor y se adentró en la carretera principal.
El viaje me pareció bastante largo, a pesar de la poca distancia que separaba mi casa del instituto. Miré al exterior y observé aquella escarcha que siempre se posaba en-cima de la hierba, cuando me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, de pies a cabeza. Las bajas temperaturas no me molestaban, siempre las había preferido antes que el calor insoportable que solía hacer en algunas épocas del año. La nieve me pa-recía un elemento de la naturaleza muy hermoso e inigualable, con la que los niños jugaban y pasaban sus tiempos libres del día haciendo muñecos de nieve, revolcán-dose por ella o haciendo el ángel, batallas de bolas… o simplemente contemplarla. Mi ilusión de que cayera una gran nevada se iba haciendo más grande, algo que siempre había deseado desde que era pequeña. Lo cierto es que nunca ha nevado tanto como para disfrutarla de la manera ideal.
El aparcamiento del instituto estaba como todos los primeros días de clase, abarro-tado de coches que intentaban encontrar un hueco libre. Los de primer año se un-ían en grupitos y murmuraban por lo bajo al ver pasar por sus narices a chicos de último curso que enseñaban sus nuevas chaquetas del equipo de rugby y sus más lo-grados bíceps a lo largo del verano. Al bajar del autobús, recorrí con la mirada toda la entrada principal, observando todos los grupos que charlaban sobre sus vacacio-nes. De repente, me quedé paralizada, congelada, lo que se dice clavada en el suelo. Me llevé las manos a los ojos y los tapé unos instantes. Cuando la luz regresó a mis ojos, aún no podía moverme del sitio. Él, estaba allí. Aquel muchacho de ojos azules que aparecía cada noche en mis sueños, se encontraba tras el muro de setos, mirándome sin ninguna expresión en su rostro. Su piel era blanca, pálida, igual que la mía en esos momentos. Tragué saliva y me aproximé lentamente hacia él. El co-razón me latía con brutalidad, casi para salirse del pecho. Cuando ya estaba a unos metros de distancia del joven, una figura se interpuso en mi camino. Salí de mi en-simismamiento y ascendí la mirada para ver quién era el que permanecía frente a mí con una gran sonrisa dibujada en sus labios.
- ¿Kayla, ocurre algo? Te noto un poco ida esta mañana. – preguntó la silueta mos-trando aún unos dientes blancos y perfectos.
- Hola Jason. – le saludé mirando un poco por encima de su hombro. – Debe de ser por el sueño… Todavía no me he acostumbrado al nuevo horario.
- Ya verás cómo no tardarás en conseguirlo.
Jason pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros y me arrastró hacia el re-sto de mis amigos. El muchacho había desaparecido, se había esfumado. Mis ojos se quedaron mirando fijamente el lugar en el que él había permanecido. Sin prestar mucha atención a lo sucedía a mi alrededor, me vinieron de improvisto unos labios contra los míos, que se aferraron fuertemente.
- Vamos cariño, es el último curso. No te preocupes. – dijo Jason saludando al resto del grupo.
De mis labios solo se pudo apreciar una débil sonrisa. Un dolor fue apareciendo en mi cabeza, como si una pelota se hubiera introducido y estuviera botando, haciendo retumbar las paredes del cráneo. El suelo ya no era estable. Se movía como si fueran olas del mar. Me agarré más a la cintura de Jason para mantenerme estable.
- ¿Te importaría que fuéramos a dentro? No me encuentro muy bien. – admití sin pensármelo un segundo más. – Además, está chispeando. La tormenta se acerca.

Mis manos rodeaban la taza que contenía té. La mirada la tenía perdida en el humo que desprendía el líquido caliente. Voces agudas y graves me envolvían. Las oía, pe-ro no las prestaba mucha atención. Hasta que una se dirigió hacia mí.
- Eh, Kay. Regresa a la tierra. – dijo Jason terminando con una pequeña carcajada.
Le miré, pero no sonreí. Tomé un sorbo del té que había en la taza y al posarla sobre la mesa cerré los ojos. No me encontraba nada bien. Mi cuerpo parecía estar flotando en un mar revuelto, con olas de quince metros y un sol brillante incidien-do sobre mí. Me levanté se sopetón, casi tirando la taza, y salí corriendo de la cafe-tería hasta llegar al baño. Di una patada a la puerta, entré, y me arrodillé apoyán-dome en el borde del retrete. Sentí como algo ascendía hasta la entrada de la gar-ganta. Las arcadas aparecieron rápido. Luego expulsé todo lo que se había concen-trado en mi boca.
- Es asqueroso – musité casi sin poder vocalizar.
Aguardé unos minutos a que todo terminara por salir y me sequé con un trozo de papel. Me senté sobre la tapa y hundí el rostro entre mis manos. Ya era la tercera vez que me pasaba en esa semana. No recordaba haber comido algo en mal estado ni nada por el estilo. Y…no. Definitivamente no estaba embarazada. Llevaba ya varias semanas con mareos, fuertes dolores de cabeza y fiebre. El médico me dijo que era una gripe normal. Pero para mí era algo más que una gripe, algo mucho más ex-traño.
- Kayla, ¿te encuentras bien?
Era la voz grave de Jason, quien había entrado en el baño de las chicas. Oí como sus pasos avanzaban hasta mi puerta. Tocó levemente con los nudillos.
- Más o menos…
- ¿Quieres que te acerque a casa?
- No te preocupes. Dentro de un rato se me pasará y…
No pude terminar la frase. Un fuerte pinchazo se introdujo en mi cabeza como mi-les de alfileres. Me estremecí, apretando la yema de los dedos contra mis sienes. Caí al suelo. Grité de dolor y angustia. Nunca antes había experimentado algo como aquello. Me retorcí en el suelo, intentando expulsar aquel dolor punzante de mi ca-beza. Era imposible. Poco a poco la oscuridad comenzó a envolverme, hasta que to-da imagen desapareció por completo de mis ojos.

...


Ya subiré maaas!
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 13, 2009 10:18 pm

Muajajaja, ya sabes ke me encanta. te lo he dicho en el otro foro ^^
Cuando puedas sube mas ^^
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Miér Abr 15, 2009 12:49 am

Aquí está la continuación^^. Ya sabeís lo de los guiones y tal...xD

*Continuación*

La penumbra nunca me resultó desagradable, ni si quiera aunque fuera eterna. Me sentía cómoda, sin tener que hacer sacrificios por si misma o por alguien. Sin tener que obedecer órdenes. Sin tener a alguien molestándote… Montón de cosas que en la oscuridad no hace falta realizar. Sólo dejarte llevar por la corriente de un río ne-gro y frío eternamente. Tal vez fuera aburrido, sí, pero pacífico. Silencio, tranquili-dad, monotonía… Sentimientos que en la realidad no los llegas a conseguir a lo lar-go de muchos años, o nunca. Voces y gritos desaparecen en la lejanía. Lo único que escuchas es el palpitar de un alma y el descanso de un corazón que jamás volverá a latir. O sí.
Alguien me llamaba. Una voz aguda y dulce intentaba atravesar la capa oscura que me envolvía y penetrar en mi cerebro. La oía como si se encontrara a kilómetros de distancia. Pero cada segundo la voz iba arrimándose más y más a mí, hasta que al final la pude escuchar con claridad. << Kay. Kayla, vamos. Despierta>> << Por fa-vor…>> Aquella voz era suplicante y estaba inundada de preocupación. Notaba como el suelo retumbaba débilmente cuando unos pasos lo golpeaba. No debía de haber más de dos personas en aquella estancia, ya que el ajetreo de las placas de mármol del suelo no era estruendoso. Intenté con un gran esfuerzo escapar de la espesa negrura aunque fuera confortable. Sentí cómo la sangre volvía a fluir por sus venas y cómo el corazón la bombeaba de nuevo. Pequeñas partículas de oxígeno comenzaban a circular por mis pulmones hasta que quedaban llenos para después expulsarlo todo de nuevo. Mis párpados, que habían estado compenetrados durante lo que había resultado para mí un largo periodo de tiempo se abrían, contemplando una visión algo nublosa y difuminada. Allí, delante de mis narices se alzaba un rostro de tez tostada, fino, con ojos grandes y verdes, una boca pequeña y rosada, y unos mechones lacios y rubios que caían por delante de las orejas. Los dientes blan-cos que se ocultaban tras esos labios llenos de color, se asomaron para dibujar una sonrisa de alivio.
- Oh Kayla, que susto nos habías dado… Creímos que tendríamos que llamar a una ambulancia. Pero estás bien – resopló y Rachel se colocó una mano en el pecho.
- ¿Jason? – pregunté haciendo caso omiso a sus palabras atenuantes. - ¿Dónde está Jason?
La expresión de Rachel cambió de alivio a sorpresa y confusión. Enarcó una ceja y tragó saliva.
- Jason se fue cuando tu saliste corriendo de la cafetería – dijo.
- Pero, él luego vino a ver que me ocurría. Aquí, al baño. – recordé.
Rachel, con cara de consternación, miró a George que estaba apoyado en el marco de la puerta. El muchacho de gafas se encogió de hombros y me miró. Luego mur-muró algo por lo bajo.
- A Jason le vimos cogiendo el coche y marchándose del establecimiento. – explicó George con la mirada preocupada fija en mí – Justo cuando tú te levantaste de tu asiento.



...
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Miér Abr 15, 2009 4:11 pm

OH dioss genial!! Me encanta tambien!!! MAS MAS MAS MAS!! jajajajjaja

(por cierto me encanta leer historias que se que van a terminar no como las de Neliel jajajaj ::jiji:: ::jiji:: )
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Miér Abr 15, 2009 8:53 pm

quiero maaaas!!! ::eooo:: pero solo cuando puedas n.n' xDD
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Vie Abr 17, 2009 1:11 am

Aquí dejo maaas!!^^


Vacilé. Estaba bastante segura de que Jason había entrado allí. No podía ser otro, a no ser, claro, que tuviera la misma voz.
- Os juro que era él.
Al ver la expresión de sus rostros y el resoplido que hizo Rachel, Kayla se levantó y salió dando tumbos del baño, aún un poco mareada.
- ¿Creéis que estoy loca o algo parecido, o qué? – inquirí fría y con la voz quebrada.
- No es eso Kay- repuso George con el tono apaciguado y sereno poniéndose delante de mí. - Solo que a lo mejor creíste oírle porque estabas a punto de desmayarte.
Aquel comentario terminó por sacarme de mis casillas. Con una exhalación, me encaminé hacia el pasillo que conducía a secretaria dando un pequeño empujó a George, que se quedó paralizado con los ojos abiertos como platos. Con la mochila colgando del hombro, me dirigí a la parada y esperé a que cualquier autobús pasara por allí. Sentada bajo de la marquesina que en esos momentos estaba completamente vacía, escruté la vista al lugar donde el muchacho de cabellos negros había estado esta mañana. Mi cabeza se quedó procesando todo lo que había ocurrido en unas pocas horas. Tantos asuntos, tantos problemas, tantas desapariciones incomprensibles… De todo, menos algo de felicidad y alegría. Algo que me iluminara el día y me despejara la mente de todo aquello que se había estado almacenando durante hace ya varias semanas atrás. Por otro lado, el tiempo tampoco acompañaba las situaciones. Nubes que encapotaban el cielo, tormentas que iban y venían, truenos que surcaban el cielo, lluvia que provocaba una gran humedad… No es que me resultaran molestos, pero si lo unías con temas personales de los que no estabas muy cómoda, acabarían por fastidiarte el día.
La casa estaba vacía. Ni un alma se distinguía. Suspiré al ver que mi madre había puesto una pegatina en la nevera que decía que iba a llegar más tarde de lo que pensaba. Subí a mi habitación y me puse cómoda, con mis pantalones azul celeste y una camiseta a juego con un logotipo de Hello Kity. Desplomé todo el peso de mi cuerpo sobre la cama quedándome inmovilizada. La escena del baño del instituto me había dejado más cansada de lo normal. Fue como si hubiera estado corriendo durante horas y horas. Mis piernas colgaban flácidas en el borde de la cama y mis brazos descansaban tranquilamente bajo mi cabeza. Cerraba los párpados y los volvía a abrir de nuevo, intentando quitarme la imagen de los azulados ojos del joven. Eran preciosos y llamativos cuando el sol iluminaba la tierra y resplandecía el cielo. Pero cuando la capa de nubes ocupaba su lugar, el color de los ojos se tornaba de un azul oscuro y sombrío. Los mechones azabaches se quedaban suspendidos sobre sus hombros cuando una pequeña y agradable brisa los rozaba. Su nariz pequeña y respingona y los labios rosados y carnosos dando forma a una larga línea complementaban su rostro perfecto. La imagen desapareció cuando la alta y chillona música de mi móvil comenzó a sonar. Con el susto plantado en el cuerpo, de un salto estuve en pie. Cogí el aparato con manos temblorosas, casi cayéndoseme de ellas.
- ¿Diga? – pregunté.
- Kay, ¿estás bien? Rachel y George me contaron…
Y ahora él también apoyaba la versión de mis dos mejores amigos.
- Te contaron no, Jason. Sabes perfectamente que tú estuviste allí. Me preguntaste…
- Kayla tranquila. Te debiste golpear la cabeza, eso es todo. – aseguró Jason muy convencido de sí mismo.
- Vale. Estoy loca. Me he convertido en una paranoica que escucha voces imaginarias que provienen de mi cabeza… - dije finalmente irónica y cortante.
Jason hacía todo lo posible por hablar, pero mis gritos no se lo permitían.
- Por favor cariño, escúchame.
El tono de su voz relajado me hizo bajar los humos y prestar atención a su explicación. Pero no iba a cambiar de idea dijera lo que me dijera.
- Cuando fuiste al baño, me llamaron. – explicó extendiendo las palabras para que sonaran serenas. – Era un asunto importante y tuve que marcharme cuanto antes.
- ¿Qué asunto, Jas? – interrumpí en un murmullo.
Al otro lado de la línea solo se escuchó un silencio sepulcral. Esperé a que me contestara una respuesta lógica y coherente. Antes de contestar, tartamudeó.
- Bueno, ya sabes que son cosas privadas… Y no sé como decírtelas. – dijo ahora inseguro de sus palabras.
<< Inseguro, dice >> pensé dejando escapar una débil e inaudible risita.
- Ya. Es decir, que ahora estoy loca y soy tonta para entender las cosas. Perfecto Jason. Lo has arreglado estupendamente.
Jason pareció arrepentido pero también había sentido como mi conclusión le había herido.
- Yo no he dicho eso. Es sólo que…
- No es nada Jason. Llevas meses ocultándome muchas cosas que se quedan en el aire. – repuse con la voz resquebrajada. – Entiendo que tengas algún asunto del que no puedas o no te apetezca hablar. Pero han sido demasiadas las veces que me has dejado tirada. Te he perdonado todas ellas y tú eres incapaz de decirme al menos una sola y única explicación.
Ya está. Toda la rabia e ira que tenía acumulada en mi pecho fue desvaneciéndose poco a poco, hasta que se quedó vacío. Jason se carcajeaba sarcásticamente cuando paró y convirtió el tono sereno que tenía por aspereza.
- Pues lo mismo te digo. – fue un golpe bajo para mi autoestima. – Llevas bastante tiempo distante. No te juntas con tus amigos y conmigo pasas el rato por… ¿pena?
- Eso no es cierto, Jason. – reprimí irritada. – Sabes que te quiero, y mucho.
- Ya, eso es lo que me haces creer día tras día. Pero cada vez estoy menos seguro de ello. – las últimas palabras fueron el empujón definitivo para finalizar la conversación.
- Bueno, pues si es lo que te parece… Adiós Jason.
La furia se instaló tan rápido como se fue. La conversación me sacó de mis casillas hasta el punto de tirar el móvil contra el suelo haciéndolo añicos. Intenté coger y expulsar el aire con parsimonia y tranquilidad, pero no fue posible. Di una patada al escritorio arrepintiéndome segundos más tarde cuando el dolor se fue extendiendo por toda mi pierna. Me senté finalmente derrotada en el borde de la cama. Hundí mi rostro entre las manos, conteniendo las lágrimas.


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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Sáb Abr 18, 2009 10:17 pm

Maaaas!!


Me senté finalmente derrotada en el borde de la cama. Hundí mi rostro entre las manos, conteniendo las lágrimas. << Todo ha sido por mi culpa >> me dije a mi misma sintiendo un gran vacío en mi corazón. Lo cierto es que semanas antes me empecé a sentir extraña, como si no fuera yo y alguien hubiera ocupado mi cuerpo y mi alma. Tampoco me di cuenta de lo que hacía y cómo. Pensé en lo que Jason me dijo acerca de mis amigos y… de él. ¿Pena? Estaba completamente segura que por esa razón no era, pero, existía también algo en él di-ferente. Mi cuerpo reaccionaba con rapidez y se mantenía alerta cuando Jason se acercaba. Hasta había momentos en los que estaba incómoda a su lado. Le quería pero, si íbamos a continuar con ese comportamiento más tiempo, lo mejor sería de-cirnos adiós.
Con las lágrimas asomándose a los ojos, caí con la espalda sobre el colchón, profi-riendo un fuerte sollozo. Miré al techo y junté los párpados con fuerza para que las gotas de dolor y tristeza se derramaran por toda mi cara. Cerré los puños clavándo-me profundamente las uñas en la palma de la mano. Aquel dolor exterior ayudó a aliviar otro malestar aún más angustioso escondido en lo más profundo de mi pe-cho. Notaba como unas punzadas parecidas a agujas rozaban mi corazón y como cantidad de recuerdos recorrían mi cabeza: besos, risas, caricias, sonrisas… Todo cuanto uno puede conseguir fácilmente para sentirse feliz, pero difícil para arrancar-lo de tu memoria, para expulsarlo de tus labios.
Estaba nadando por un río sombrío, acercándome a la oscuridad cuando un fuerte toc retumbó en mis oídos. Irguiéndome sin saber muy bien dónde me encontraba, me froté los ojos. Examiné la habitación a ver si averiguaba de dónde había prove-nido el sonido. Al no encontrar nada, me encogí de hombros. Eché un vistazo por la ventana sentada con la barbilla apoyada entre mis rodillas y los brazos rodeando mis piernas. Las nubes habían dejado un pequeño resquicio de luz solar. Desde mi ventana se podía apreciar las montañas altas y neblinosas. A su pie se encontraba el bosque repleto de robustos pinos que ondeaban sus ramas con el viento. Y un poco más alejado, el menudo y acogedor pueblo de tan solo dos mil habitantes. Un lugar perfecto para aquel que quiera una vida tranquila y alejada del traqueteo y la polu-ción de las grandes ciudades.
Apoyé la cabeza sobre la almohada y dejé que mi mente vagara sin rumbo. Pero de nuevo un toc volvió a recorrer la habitación. Esa vez me puse en pie y me asomé al pasillo. Allí no había nada ni nadie. Toda la escalera estaba sumida por la oscuri-dad. Regresé a mi habitación y antes de tumbarme en la cama, atisbé una débil cinta ondeando sobre el alféizar. Fui hacia la ventana pensando en lo que podía ser. Abrí la ventana de par en par y observé el trozo de tela escarlata sucia y roída atada a una pequeña piedra. En ella también venía un papel descuidadamente doblado. Mirando a ver si había alguien merodeando por los alrededores de mi jardín, la cogí y penetré rápidamente en la caliente habitación. Dejé el objeto que había golpeado el cristal en el escritorio y lo observé durante unos minutos. ¿Dé quien podría ser? Si era de Jason para pedirme disculpas, el mensaje acabaría estampado contra su cara al día siguiente. Pero no creí que fuera tan estúpido como para hacerlo de ese modo tan ridículo.
Tragué saliva y alargué un brazo para cogerlo. Desaté lentamente e insegura la fina tela y cogí el trozo de papel. Dentro, había una frase escrita un poco legible y… fea. La leí despacio y cuando terminé, me quedé algo atónita y confusa.

No te confíes de los que te rodean. Las personas no son como se muestran en realidad.
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Dom Abr 19, 2009 11:04 pm

Maaaaaas!!!



2


El cielo a la mañana siguiente estaba más abierto y se podía vislumbrar un tímido sol asomado entre grisáceas nubes. La brisa era fresca y movía ligeramente las hojas de los sauces que adornaban la entrada del aparcamiento. Me dirigí con paso deci-dido hacia un grupo de personas que me esperaban con una amable sonrisa. Fui a levantar la mano para saludarles pero algo interrumpió en mi campo de visión. Un muchacho más alto y corpulento que yo se alzaba delante de mí con unos ojos ras-gados azul turquesa. La expresión de su rostro era divertida pero a la vez seria. Per-pleja por su inesperada intervención, retrocedí sobre mis pasos hasta quedarme a una distancia considerada. Mantuve su mirada con gran esfuerzo. Sus labios se tor-cieron en una simple sonrisa.
- ¿Querías algo? – pregunté al ver que su boca no emitía ningún sonido parecido al de una mera palabra.
El joven no se inmutó y la sonrisa no desapareció de su rostro. Sobre su cabeza, los mechones negros se revolvían provocando un baile sicodélico. Fruncí el ceño ante su comportamiento e hice una mueca, pasando de él y encaminándome hacia mis amigos. Al pasar junto a él, sentí cómo una corriente nos conectaba a ambos. Des-aceleré el paso y me detuve oliendo el maravilloso aroma que flotaba a su alrededor. Era un olor extraño que nunca había olido antes, pero me resultó agradable.
- Neil. – al oír su dulce y serena voz giré sobre mi misma quedándome a pocos centímetros de él.
Noté el caliente aliento derramado por su boca rozando mi suave y pálida piel. Sus ojos se quedaron sobre los míos mientras yo intentaba articular alguna palabra.
- Pe-perdona, pe-pero no te he entendido mu-muy bien
- Neil. Me llamo Neil Elliot.
- Hola – le sonreí con las mejillas encendidas – Yo soy… Kayla Brandom.
Antes de que el muchacho pudiese contestar, una mano ardiente se posó en mis caderas y tiró hacia atrás, apartándome de Neil.
- ¿Algún problema? – preguntó Jason disimulando la furia tras una máscara de amabilidad. Luego dirigió la mirada hacia mí – Te estaba buscando.
- Pues ya me has encontrado – farfullé molesta – Estoy perfectamente, Jas. Puedes soltarme.
- Entonces no ha nada más de que hablar – aclaró Jason sin perderse ningún mo-vimiento realizado por Neil.
Neil, ante la grosera y fría aparición de Jason, continuó con la expresión misteriosa y alegre pintada en su rostro. Guió un ojo y mandó una mirada de advertencia a Ja-son, quien me aferró con más fuerza a su cuerpo mostrando unos centelleantes in-cisivos. Vi como Neil se alejaba profiriendo una gran carcajada. Cuando su silueta se desvaneció entre la negrura de los árboles, di un endeble empujón a Jason y me aparté de sus brazos, andando con paso rápido hacia el edificio.
- Eh Kayla, ¿Qué te ocurre ahora? – oí gritar estupefacto a Jason mientras se aproximaba a grandes zancadas.
Como si su pregunta hubiera entrado por un oído y hubiera salido por el otro, continué andando. Sabía que él era más rápido y más hábil que yo, por lo que me detendría siempre que el quisiese.
- Espera Kay, por favor. – suplicó cogiéndome por un brazo y sosteniendo mi gélida y minúscula mano en la suya. – Quiero hablar contigo.
Con un resoplido, me giré colocándome cara a cara con él. El reflejo de sus ojos me mostró preocupación y culpabilidad. Se mordió el labio inferior y desvió su mirada a nuestras manos entrelazadas delicadamente.
- Yo… - titubeó- Quería pedirte disculpas por lo que sucedió ayer. No era mi inten-ción herirte.
<< Y ahora me viene con esto >> Todo mi enojo se derramó por los suelos. No sab-ía cómo explicarle lo que sentía, lo que tenía almacenado en mi pecho y cabeza desde hace semanas. Intenté no cambiar mi tono de voz y no sucumbir a su mirada de cachorro abandonado. Dejé que su mano se deslizara suavemente por la mía, cayendo a un costado. No tuve el valor suficiente para mirarle, por lo que mantuve la cabeza gacha.
- Jason, el dolor ya está hecho. – se me formó un nudo en la garganta – No sé por qué debemos hablar cuando ayer tu dejaste las cosas bien claras.
Percibí cómo un estremecimiento recorrió el cuerpo de Jason poniéndose tenso.
- Fue una equivocación, Kay. Estaba furioso y ya sabes que no puedo remediar mis palabras. – me recordó en un bajo murmullo.
Por fin me atreví a mirarle fijamente a los ojos sin que una lágrima se desbordara.
- Lo siento, pero tú lo dijiste. Yo no te quiero. Solo estoy contigo por... – me calé. No conseguí continuar con aquella conversación.
Mis labios temblaron y mis párpados se compenetraron. Después de un incómodo y largo silencio, unos mullidos brazos me rodearon con ternura aplastándome contra un pecho que estaba a punto de salírsele el corazón. La agitada respiración de Jason rozó mis cabellos provocándome un leve cosquilleo. Unos labios besaron mi coronilla con cariño. Me sentía estúpida, inútil. Yo había empezado la discusión el día anterior y semanas antes solo me había preocupado por mí y por mis problemas. El egoísmo fue lo que había marcado mi personalidad durante varios días, alejándome de la gente que más quería.
- Perdóname Jason. – sollocé – He sido una estúpida.
- No digas eso. Cualquiera puede cometer fallos. – dijo Jason acariciándome los brazos con una gran delicadeza. – Sabes lo mucho que te quiero, y yo sé que tu también a mí.



...
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Dom Abr 19, 2009 11:36 pm

maaaassss ^o^ me encantaaaaaa
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Jenny91
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Dom Abr 19, 2009 11:47 pm

ups! lo e escrito con la cuenta de kiara n.n' bueno, pero que sepas que a kiara tambien la a gustado, eeeh xD
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Nanao
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 20, 2009 3:11 pm

OOOOOOOHHHH k WAYY!! jajajjajaja me encanta!!
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Lavi.X.Allen
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1Lun Abr 20, 2009 9:45 pm

Graciaas!!! Ansioso Ansioso Ansioso

Me alegraaa muchiiiisisisisisisisisimo de que de verdad os gusteee!!! Por fin ò.ó Por fin ò.ó

Ya iré subiendo maaaaaaas!!!! Ruborizada
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MensajeTema: Re: Sombras entre la niebla   Sombras entre la niebla Icon_minitime1

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